lunes, 19 de noviembre de 2007

EL ARQUITECTO DE HITLER

La sola mencion del nombre Albert Speer, conocido
como el arquitecto de Hitler, usualmente causa
desaprobacion. En lugar de sus mega diseños
neoclasicos, se nos vienen a la mente las vistas
de campos de concentracion y esvasticas.

En su época de estudiante,
Speer se convenció de que Alemania
estaba en una condición similar de descomposición
como en los finales del Imperio
Romano, generando una idea muy
desalentadora de su país. En 1931,
escuchó por primera vez a Hitler, hablando
en un vestíbulo a estudiantes universitarios,
que más mostraban su interés en la cerveza 
que bebían que en las palabras
del futuro Fuhrer. Aunque Speer
fue inicialmente escéptico de la reputación
de Hitler y su corte de camisas pardas,
el entusiasmo del populacho, la
apariencia respetable y modesta de Hitler
en un traje azul, y la conferencia «histórica
» que él serenamente entregó, impresionaron
a Speer inmensamente.
Más tarde reconocería la habilidad
camaleónica de Hitler para adaptarse a
diferentes condiciones. Hitler había
mencionado el problema judío, pero
Speer no tuvo buen concepto de ello,
aunque el antisemitismo no fuese un fenómeno
nuevo. Speer miró el antisemitismo
como «la enfermedad» de un desgraciado.
En cualquier caso, solicitó una
invitación para la fiesta nacionalsocialista
del día siguiente.

Para Speer el uso del
Neoclasicismo fue lo que identificó
Rosenblum como «la nostalgia». En sus
dibujos para Hitler, él mostraría lo que
algunos de estos edificios mirarían dentro
de 1500 años. Estos dibujos (considerados
blasfemos y corrompedores por
los ministros del Fuhrer), lograron que
Hitler disfrute con el pensamiento de que
por medio de esta arquitectura monumental,
las generaciones futuras recordarían
el inicio del Tercer Reich, en la
forma en que por medio de los monumentos
clásicos se recordaba las glorias
del Imperio Romano.